En este pequeño trabajo nos proponemos dar fin a esta confusión aclarando la
diferencia entre los dos términos, así como dar a conocer también cómo eran los
corsarios norteafricanos en realidad, asimismo poner de manifiesto la postura de
Miguel de Cervantes al respecto, tal y como se deduce del estudio de sus principales
obras, como el episodio del capitán cautivo de Don Quijote, El amante liberal, La
gran sultana, Los baños de Argel, etc. , en las que se trata el tema de los corsarios y
cautivos más que en otras composiciones suyas.
Antes de profundizar en el estudio conviene explicar que el pirata era
simplemente un bandolero del mar que asaltaba y robaba a la gente sin hacer
distinción de nacionalidad ni de religión, y cuya ganancia se repartía entre la banda.
En cambio, el corsario era un hombre de mar apoyado y financiado la mayoría de
las veces por un soberano o gobernador con cuya autorización (la patente de corso)
salía a realizar incursiones navales con el fin de causar el mayor daño posible al
enemigo, devastando sus poblaciones, apresando sus naves y cautivando a su gente.
Una parte del botín1
logrado pasaba a la autoridad local; en cuanto a los
corsarios musulmanes ésta era una especie de tributo que oscilaba entre una quinta y
octava parte del botín. Estas características principales del corsario las pueden
poseer tanto los corsarios cristianos como los musulmanes pues su principal objetivo consistía en efectuar una especie de guerra santa, que se denominan respectivamente "cruzada" y "gaza".
Aunque no se sabe concretamente cuándo empezó la actividad de los corsarios
turcos en la parte oriental del Mediterráneo, es bien sabido que surgió independientemente como defensa propia contra las acciones corsarias de los Caballeros de
San Juan, los cuales establecidos en Rodas, asolaban las costas occidentales y
meridionales de Anatolia raptando a gente indefensa de los pueblos turcos, así como
robando sus bienes y animales.
Con la llegada de los turcos al Norte de África, a principios del siglo XVI, el
incipiente corso musulmán aparecido después de la toma de Granada por los
cristianos en 1492, se organizó bajo el mando de los expertos marineros turcos
como una acción vengativa contra el fanatismo religioso de los Reyes Católicos que
no permitía la coexistencia de creencias.
A pesar de que la diferencia es bien clara entre los términos de pirata y corsario,
hoy en día en la lengua turca indistintamente se utiliza la palabra "korsan" (proviene
de la palabra italiana de "corso" o "correré") para designar ambos conceptos. Pero antiguamente, en la época de los hermanos Barbarroja (Aruch y Jeredin) los corsarios turcos se llamaban "gazi" (guerrero de la Guerra Santa), lo cual vemos en las
memorias de Jeredin Barbarroja.
Antes de seguir adelante y exponer la visión de Cervantes sobre los corsarios
turcos, considero oportuno dar a conocer cómo aparecen ellos en las fuentes turcas.
Los corsarios turcos del Norte de África formaban parte de las fuerzas navales
de la Armada otomana denominados "Garp ocaklari" (Hogares de Magreb), término
utilizado para designar a los corsarios de Trípoli y Túnez junto con los de Argel.
Como eran voluntarios, no constituían las fuerzas regulares de la marina otomana,
sin embargo militarmente sí dependían de ella, por lo cual cuando estallaba una
guerra, tenían que acudir a los llamamientos de la sede imperial para luchar en las
filas otomanas.
Resulta significativo que a principios del siglo XVI eran muy escasos los
nativos argelinos que formaban parte de la tripulación de corsarios, siendo en su
mayoría de origen turco, a los que con el tiempo se les fueron uniendo moriscos y
renegados.
Durante el virreinato de Jeredin Barbarroja se dio consistencia a las fuerzas
navales de Argel, fundándose asimismo una escuela de marina para los corsarios en
donde se impartían clases de varias materias como geografía, cosmografía,
navegación (seyrüsefer), astrología (felekiyat), rumbo, cuarta de la rosa náutica
(rubu), astrolabio, trigonometría (müsellesát), así como se enseñaban lenguas como
turco, árabe, italiano y español.
En Argel como el pueblo no estaba sometido al pago de ningún impuesto, una
parte del botín estaba reservada para el municipio de la ciudad. El arráez cuando
volvía de una expedición se dirigía a la capitanía del puerto donde entregaba una
relación del botín, allí tanto el arráez como la tripulación del buque, excepto los
centinelas del mismo, iban a tierra en donde muchos de ellos tenían sus casas y
familias, todos muy bien acomodados, y con toda clase de lujos. Aunque en las
galeras iban vestidos de la misma forma, una vez que llegaban a tierra cambiaban
sus trajes completamente por vestidos de ricos paños. Los moriscos y renegados se
vestían del mismo modo que los turcos.
Los corsarios solteros tenían la muy peculiar forma de vivir en grupos, repartiéndose sus ganancias entre ellos. Los solteros que sobrevivían heredaban los
bienes de sus compañeros fallecidos.
El diez por ciento de los corsarios argelinos eran renegados de origen español,
italiano, inglés y de otras nacionalidades. Todos los corsarios aunque fuesen de
distintos orígenes, tenían entre ellos un gran compañerismo, sintiéndose muy afectados cuando fallecía en combate alguno de ellos.
Era muy frecuente ver por las calles de Argel corsarios mutilados que conforme
a las normas de la época y las leyes que estaban en vigor, tenían derecho a una
indemnización según la importancia de su mutilación.
En las naves corsarias turcas se daba mucha importancia a la higiene, ya que en
ellas los corsarios hacían el azalá (rezo), por lo que consideraban sus embarcaciones
hasta cierto punto como una mezquita, por lo cual tenían que mantenerse limpias.
Por otra parte, las galeras eran escenarios de lucha en los que los guerreros caían
muertos, por consiguiente procuraban que estuviesen totalmente limpias. Al contrario de las embarcaciones cristianas las galeras turcas se sometían con frecuencia a
una limpieza profunda llamada en turco "gemiyi _artlama", significa literalmente
"el acondicionamiento del buque". En las galeras españolas, venecianas, genovesas,
maltesas y pontificias difícilmente se podía respirar a causa del olor fétido que
dominaba en ellas.
Los corsarios tenían la obligación de dirigirse a sus superiores con la palabra
turca "baba" (padre) aunque fuesen jóvenes. En las naves turcas existía una gran
disciplina, lo que daba lugar a que nunca hubiera ningún motín a diferencia de las
naves cristianas.
Los corsarios en sus momentos de ocio durante su travesía cantaban juntos
canciones de corsarios, al son de un instrumento de cuerda llamado "saz"; algunas
de esas canciones han podido llegar hasta hoy. En tierra solían jugar al ajedrez o al
chaquete.
Los corsarios además tenían fama de derrochadores, al volver de las expediciones con sus bolsillos repletos de oro invitaban a sus amigos a grandes fiestas y
banquetes. Aunque durante sus travesías no tomaban alcohol, una vez de vuelta a
tierra solían beber durante la cena vino o un aguardiente llamado "raqui".
Volviendo a Cervantes vamos a tratar de explicar su criterio sobre los corsarios
turcos. Cervantes en el episodio del cautivo de Don Quijote hace alusiones a los
corsarios en varias ocasiones:
"...que habiendo el Uchali, rey de Argel, atrevido y venturoso corsario...""...un hijo de aquel famoso corsario Barbarroja.""por allí anduviesen bajeles de corsarios de Tetuan, los cuales anochecen en Berbería y amanecen en las costas de España, y hacen, de ordinario, presa, y se vuelven a dormir a sus casas;"
El amante liberal es sin duda la obra en la que se hace más referencia a los
corsarios: "y fue de improviso dieron en el jardín mucha cantidad de turcos de dos
galeotas de corsarios de Biserta que en una cala, que allí cerca estaba, habían
desembarcado sin ser sentidos de las centinelas de las torres de la marina, ni
descubiertos de los corredores o atajadores de la costa."
Cervantes en esta obra y en Don Quijote señala una realidad histórica que es la
existencia de piratería cristiana que perjudicaba incluso a sus correligionarios. Sin
embargo Cervantes aquí utiliza la palabra corsario:
"...descubrieron un bajel que a vela y remo las venía dando caza. Temieron fuese de corsarios cristianos, de los cuales ni los unos ni los otros podían esperar buen suceso; porque de serlo se temía ser los moros cautivos, y los cristianos aunque quedasen libertad, quedarían desnudos y robados.""sin duda, son corsarios franceses, que hacen a toda ropa"
Cervantes en El amante liberal condena tanto a los corsarios cristianos como a
los musulmanes escribiendo lo siguiente:
"con todo esto que se imaginaban, temían la insolencia de la gente corsaria, pues jamás la que se da tales ejercicios, de cualquier ley o nación que sea, deja de tener un ánimo cruel y una condición insolente."
Aunque Cervantes en sus alusiones respecto a los corsarios no profundiza, en El
amante liberal no deja de señalar un importante detalle que es una quinta parte del
botín (pencik) que pagaban los corsarios al "bey" (virrey) a quien pertenecían:
"Llegamos a Tripol de Berbería, a donde a mi amo, antes de haber hecho con sus leventes la cuenta del despojo, y dádoles lo que les tocaba y su quinto al rey, como de costumbre..."
Vemos en esta obra también la alusión de Cervantes a los leventes resaltando su
actitud caballeresca hacia Leonisa, a quien tratan como a una hermana suya cuando
llegan a tierra después del naufragio.
Sin duda alguna Cervantes tenía bastante información sobre los leventes. Ellos
en realidad no eran corsarios sino marineros semioficiales del Estado Otomano, y
constituían la fuente más importante de guerreros de la armada otomana después de
los "azep" (infantería de la marina). Pero los leventes se escogían solamente entre la
gente de los determinados "sancak" (distrito perteneciente a "sancakbeyi", es decir
gobernador militar) tales como Galipoli, Negroponte, Lepante, Lesbos y Danubio.
Los verdaderos marineros regulares de la armada otomana eran los "azep",
"vardiyan" (cómitre) y "kaptan" (capitán) establecidos en Estambul.
A pesar de que éstos solamente embarcaban cuando se iniciaba una guerra, los
corsarios turcos incluso en invierno iban en corso. Esta realidad se hace patente por
Cervantes en La gran sultana al ser capturada Catalina junto con su familia por el
famoso corsario Morato Arráez (Koca Murad Reis), ya que ellos pensaban que el
viajar por el mar en invierno sería seguro:
"El mar les asseguravaal tiempo, por ser de Enero,sazón en que los corsarios se recogen en los puertos;[—]Morato Arráez, que no duerme. [—]alcanzó el bajel ligero..."
Cervantes, casi en todas sus obras hace uso del término corsario para designar a
los marineros norteafricanos salvo en su epístola enviada desde Argel a Mateo
Vázquez, secretario de Felipe II, y también en El trato de Argel, que son versiones
similares. Cervantes en esta composición poética utiliza la palabra pirata:
"Cuando llegué vencido y vi la tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra."
No cabe duda de que Cervantes al utilizar la palabra pirata no hace más que
reflejar la consideración oficial del Estado respecto a sus enemigos norteafricanos.
En Los trabajos de Persiles y Sigismundo, por boca de un cautivo falso,
Cervantes hace uso de la palabra corsario, pero al mismo tiempo califica a los
marineros argelinos como ladrones:
"...,es la ciudad de Argel, gomia y tarasca de todas las riberas del mar Mediterráneo, puerto universal de corsarios y amparo y refugio de ladrones,..."
Esta observación de Cervantes demuestra claramente que él utiliza la palabra
corsario en el sentido de pirata, ya que para el escritor español ambas tenían el
mismo significado: ladrones del mar.
Esta calificación nos induce a preguntarnos si sería posible que Cervantes no se
hubiese dado cuenta de que estos "ladrones" fueron hombres de frontera, que estaban en continua guerra con España, y que en la guerra todo valía en aquella época,
siendo ambas partes combatientes no menos crueles respecto a la otra.
Llegamos a la conclusión de que la confusión actual sobre los términos de pirata
y corsario se debe en gran parte a los primeros escritores españoles, entre los cuales
figura también el mismo Cervantes, que al dar noticias acerca de los corsarios
norteafricanos no pudieron ser imparciales y además reflejaron sólo una parte de la
realidad histórica.
NOTAS
- El equivalente de la palabra "botín" es "ganimet" en turco que lleva una idea de
pluralidad. En los textos de Haedo o Sosa y de Cervantes aparece la palabra deformada
"galima" (en árabe "ganima".)
-
Ver Ertu_rul ÓNALP, "Las memorias de Barbarroja". OTAM, n. 7, Ankara, 1997, pp.
393-426. También, Ertu_rul ÓNALP "El señor del Mediterráneo: El joven Jeredin Barbarroja",
Historia 16, Año XXI, No: 242, Madrid, 1996, pp. 83-97. En las memorias de Barbarroja se
percibe un odio implacable de éste hacia los españoles, quien veía a España como principal
enemigo del Islam, por lo que había declarado una guerra abierta contra ese país.
- Haedo o SOSA en su Topografía afirma que "los corsarios son aquellos que viven de
robar de continuo por la mar, y dado caso que dellos hay algunos que son turcos de nación y
algunos moros, pero casi todos son renegados de todas las naciones." p. 79. Esta afirmación
sobre el número de los corsarios renegados sin duda alguna es exagerada ya que la desdicen
las crónicas recogidas por los historiadores turcos.
- Palabra española en desuso que equivale al backgammon. En turco es "tavla". Alfonso
X el Sabio lo citaba en su obra como "las tablas", también Haedo o Sosa en su Topografía.
- Todos estos datos referentes a los corsarios norteafricanos proceden de los libros de
Cevat Kabaa_ac, (Halikarnas Balikcjsi) Turgut Reis, (Obras completas 2), Bilgi Yayinevi,
Istanbul, 1980; y Uluc Reis, (Obras completas) 5, Bilgi Yayinevi, Istanbul, 1980, pp. 148-
152; M. Ertu_rul Düzda_, Akdeniz Bizimdi (El Mediterráneo era nuestro), Türdav, Istanbul,
1990; Aziz Samih, Simali Afrika'da Türkler, (Los turcos en el Norte de África), Istanbul,
1936; Fuad Carim, Cezayir'de Türkler (Los turcos en Argel), Sanat Matbaasi, Istanbul, 1962.
- Miguel de CERVANTES SAAVEDRA, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
Editorial Pueyo, Madrid, 1997, pág. 318.
-lbid., pág. 320
Ubid., pág. 347
- Miguel de CERVANTES, Novelas ejemplares, El amante liberal, I, Edición de Juan
Bautista Avalle-Arce, Clásicos Castalia, Madrid, 1990, p.170.
-Ibid.,p. 205
-Don Quijote, p. 346
- El amante liberal, p. 205. Creemos oportuno afirmar aquí que en cuanto a la piratería
turca deducimos que no existía ya que no disponemos de ningún documento o relación que lo
acredite.
- "Ibid., p. 178.
- Miguel de CERVANTES SAAVEDRA, La gran sultana Doña Catalina de Oviedo, Obras
Dramáticas, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1962, pág. 282
- Miguel de CERVANTES SAAVEDRA, "Epístola al secretario Mateo Vázquez, Poesía,
Clásicos Ebro, Zaragoza, 1972, p. 50.
- Miguel de CERVANTES, Los trabajos de Persiles y Sigismundo, Edición de Emilio
Camila, Biblioteca Anaya, Salamanca, 1971, p. 118.
Esta frase aunque pronunciada por un falso cautivo que no estuvo nunca en Argel nos
sirve de guía para concebir una idea concreta sobre la opinión de Cervantes al respecto. A
nuestro criterio, él, aunque no siente simpatía hacia los turcos, procura utilizar un lenguaje
mesurado sobre ellos. Las expresiones difamatorias las expone mediante una tercera persona,
por lo que deducimos de sus obras que es una de las características del autor español. Lo
mismo hace para justificar la expulsión de los moriscos, incluso valiéndose de unos "nuevos
cristianos": Ricote, en Don Quijote, el jadraque Jarifa en el Persiles, quienes alaban por la
expulsión de ellos. Esto, no nos parece muy convincente, como citaba Ya_mur Atsiz en su
librito titulado Cervantes, es igual que si un judío dijera: "nosotros, los judíos somos una raza
abominable, Hitler tenía razón en exterminarnos." (p. 66).
CERVANTES EN ITALIA. Ertugrul ÖNALP. El significado de corsario y pirata en la obra de Cervante
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