Batalla Corsaria en Denia

“... a 9 de septiembre de 1556, dieron vista a Javea diez galeotas de corsarios argelinos e hicieron ademán de desembarcar en aquella costa. Apenas notaron nuestros vecinos las malas intenciones de los moros, cuando enviaron a pedir socorro a los de Denia. Al instante se aprestaron doscientos hombres, los cuales salieron a dar socorro a los de aquel lugar. Pero la intención de los moros no era apoderarse de Javea, sino de Denia, y sus amagos de desembarque no eran otra cosa más que un ardid para distraer su atención del verdadero objetivo de la empresa. Quedaron aquella noche los de Javea y Denia y pueblos comarcanos defendiendo aquella costa, cuando, favorecidos por la oscuridad de la noche, zarparon anclas los corsarios y a toda prisa, tomaron rumbo hacia Denia, donde llegaron antes de que amaneciera, con ánimo de escalar sus muros.

Desembarcaron los corsarios unos seiscientos hombres de armas con sus banderas y muchas escalas, y habiendo tomado tierra a un cuarto de legua de la población, en la costa de les Rotes, marcharon a la sorda hasta llegar al Saladar, cuando el alba empezaba a blanquear en el horizonte. Creyeron los astutos mahometanos que los de Denia dormían, pero grande fue su engaño cuando les hallaron prevenidos a la resistencia. Una valiente descarga de los de la vila les avisó que estaban alerta y desbarató los planes de los corsarios que contaban segura la sorpresa, y viendo que con aquel primer aviso habían muerto ya algunos de ellos, tomaron resolución de volverse a embarcar. Retirándose al principio con algún orden, pero descubierto ya el día, empezó la artillería del castillo a darles tanta prisa que con el mayor desorden llegaron al sitio de su embarque, sin haber conseguido cautivar a nadie, ni hacer mas daño que matar dos mulas y llevarse de paso unas cabras.

Los de Denia, faltándoles los doscientos hombres que habían enviado al vecino pueblo, no se atrevieron a salir de la vila, por quedar muy reducidos. El apuro había sido grande, y si los moros porfiaran, hubieran conseguido su objeto. Así consideraron nuestros antepasados, atribuyendo a Dios aquella victoria y votando por festivo aquel día, que durante más de un siglo se celebró con una procesión todos los años en acción de gracias el 10 de septiembre, por haberles librado de aquel peligro.”

Extracto del libro “Historia de Denia” de Roque Chabas.

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